Monumentos y descripciones arquitectónicos

Planta de la Iglesia de San MartínIglesia de San Martín
  

CRONOLOGÍA

En junio de 1545 el cabildo eclesiástico de Entrena compra un solar y una casa para construir la Iglesia de Santa María la Nueva (más tarde se cambio el nombre del titular pasando a ser de San Martín). El solar pertenecía a Francisco Corral, escribano de sus Majestades, y su precio ascendió a 13.500 maravedíes. 

La casa pertenecía al matrimonio Francisco de Nalda y Beatriz González que la vendieron por 6.000 maravedíes. 

La portada del sur y la torre parecen de fines del siglo XVI, sin embargo, algunos de sus elementos datan de épocas posteriores como la Sacristía datada entre los siglos XVII y XVIII. 

PLANTA

La planta de la Iglesia de San Martín, por así decirlo, es de forma rectangular, compuesta por una sola nave de cuatro tramos con capillas entre los contrafuertes y una cabecera ochavada de tres paños. 

Al norte de la cabecera y crucero se distingue la Sacristía, como ya se ha dicho, construida con posterioridad. 

A la izquierda del coro, situado en el extremo inferior del edificio se halla la torre, también adosada con posterioridad. 

Todo el edificio se halla construido en sillería.

CUBIERTA Y ELEMENTOS SUSTENTANTES (alzado)

La única nave del edificio se halla cubierta en sus cuatro tramos por cuatro bóvedas de arcos levemente apuntados, situadas a la misma altura, bóvedas esencialmente de crucería en su variante estrellada, con numerosos combados curvos, adosándose en cada junta de nervio una clave. Obsérvese los agujeros que algunas de ellas lucen. La razón de los mismos se encuentra en el antiguo emplazamiento en los mismos de las lámparas encargadas de iluminar el interior. 

Los nervios de estas bóvedas descargan sobre ménsulas adosadas a los estribos, de forma semicircular en su cuerpo superior, en su cuerpo medio, y apoyada finalmente sobre una especie de modillón. 

Estas ménsulas, hechas en piedra, se hallan decoradas mediante bajos relieves, representando elementos vegetales en el cuerpo superior, simples canecillos, a la manera jónica, es decir, semicircular en sus extremos (arista muerta), y en el modillón, por así llamarlo, representación de las cabezas de dos dragones en los extremos, y de un chicote y una calavera en la parte central. 

Por su parte las capillas sitas entre los contrafuertes se hallan cubiertas por simples bóvedas de lunetos, en cuyo centro, como motivo decorativo, se ha añadido una moldura o nervios de forma romboidal curvada, con claves en las uniones con los nervios de la bóveda en sí. 

Estas pequeñas bóvedas descargan sobre los contrafuertes que las enmarcan.
En el exterior el edificio se apoya principalmente sobre los gruesos muros, tal y como lo atestigua la ausencia de vanos, presentes en muy poco número. No aparece ningún tipo de contrafuerte o estribo, pues estos han quedado integrados en el muro.

VANOS Y PUERTAS

Tal y como ya ha quedado dicho, la Iglesia de San Martín consta de muy pocas ventanas en sus muros, sin embargo el escaso número que de estas presenta es en cierto modo interesante debido a la variedad de estilos y formas que entre ellas existen. En sus muros podemos encontrar ventanas saeteras, de escasa anchura; ventanas más alargadas y más anchas, en forma de medio punto; ventanas de estilo gótico, en forma de arco apuntado y con un remate al estilo de aquellos rosetones del siglo XIII; ventanas cuadradas sin ninguna característica especial que las diferencia de aquellas de cualquier edificio de hace tres siglos; ventanas cuyo remate esta constituidos por tres paños, a la manera del ábside de la iglesia (ver planta); y en ellas, salvo en las más pequeñas, encontramos vidrieras simples, formadas por meros cuadrados de colores sin un orden determinado, con la única función de tamizar la luz exterior. 

Por todo ello, a pesar de que esta enumeración bien pudiera hacer pensar en que el edificio tiene un gran número de ventanas, la luminosidad natural dentro del recinto es muy escasa, predominando la sensación de oscuridad y recogimiento. 

En lo que respecta a las portadas esta iglesia consta de dos, sitas ambas en los extremos de un mismo tramo, el segundo tramo a partir del coro (incluido este). 

En el extremo izquierdo del segundo tramo tenemos una portada de medio punto, compuesta tan sólo por el arco de medio punto de gruesas dovelas, y una simple puerta. No posee ningún tipo especial de decoración ni inscripción, siendo muy simple en su forma. 

En el extremo derecho del mismo tramo tenemos una portada adintelada, de estilo romanista o clásico y formada por dos cuerpos. Por su estructura recuerda a un arco de triunfo romano.

En el cuerpo superior tenemos un arco de medio punto, enmarcado en un rectángulo coronado por una cornisa, en cuyo interior se halla una hornacina rectangular, coronada por un frontón semicircular y con dos filigranas a los extremos, en cuyo interior no está ocupado por ninguna figura en la actualidad, pero que en sus tiempos de construcción debía estar ocupada por una figura de San Martín, patrón de la Iglesia. 

En su cuerpo inferior, enmarcado por dos falsas pilastras o pilastras adosadas, que poseen una basa simple así como un capitel compuesto de ábaco, equino y collarino, un tanto especiales, comprende en su interior la puerta principal de la iglesia, rematada por un frontón vacío, sin ninguna imagen en su interior, y decorada por otras dos falsas pilastras, de fuste acanalado al estilo jónico, basa ática y capitel corintio, del que parten dos nuevas pilastras, de relieve más bajo, coronadas por dos pináculos apuntados. 

Construidos en sillería, ambos cuerpos se hallan separados por una especie de cornisa.

CORO

Situación: Se halla situado en frente del altar mayor, en el otro extremo de la iglesia. 

Fue construido a mediados del siglo XVIII, en pleno estilo barroco, tal y como lo atestiguan sus diferentes partes. 

El coro consta de:

  • Reja: Construida en madera de nogal seca y hierro, y su función es de separación respecto al resto de la iglesia. Consta de tres cuerpos, dos laterales, y uno central.
    El central está separado de los dos laterales por medio de una especie de pilares cuadrados, cuyo fuste es estriado, y que están coronados por dos pináculos apuntados. Dentro de este cuerpo central, tenernos una puerta que divide en dos partes al mismo, y que esta coronada por un arco de medio punto, decorado con molduras doradas que recuerdan los motivos vegetales del retablo. A ambos lados de esta puerta, considerada corno la principal, se hallan situadas otras dos, una de subida al órgano (derecha), y otra de acceso a la pila bautismal, y que componen las dos laterales antes mencionadas.
  • Sillería: Compuesta de 22 asientos y 26 respaldos de hojarasca y facistol a juego, realizados en madera de nogal. Debajo de los asientos aparecen los pretiles, en forma de cabezas humanas y animales, en las que los cantores, en posición vertical, se podían apoyar, sin ser este apoyo muy apreciado por los espectadores.
  • Órgano: Caja  de estilo neoclásico de finales del siglo XVIII, coronada por un frontón, y en la que aparece la siguiente inscripción: “Me hizo D. Manuel de San Juan en Logroño a Honra y Gloria de Dios. Año 1786”.
  • Sillería Central: Se observa en la parte central de la misma una imagen de San Miguel en el remate de la Prioral y relieve de San Martín en su respaldo, que pertenece el estilo barroco de mediados del siglo XVIII.

SACRISTÍA 

Fue construida con posterioridad al conjunto de la iglesia, entre los siglos XVII y XVIII. 

Sus materiales de construcción son considerablemente más pobres que el resto del conjunto, predominando la mampostería en los muros y el ladrillo en los pilares de sustentación de la cubierta. 

La cubierta está compuesta por tres bóvedas de lunetos, de escasa altura, entre las que se disponen gruesos arcos fajones, descargando en gruesas pilastras adosadas al muro. 

Entre los tesoros artísticos que en ella se encuentran, parte de cuales estudiaremos más adelante, destacan tres cajoneras construidas en madera de nogal, decoradas por bajo relieves en los que se representan elementos vegetales, animales fantásticos, símbolos o frutos. Destaca la cajonera perteneciente al siglo XVIII (Rococó) por su mayor perfección y ligereza respecto a las otras dos, pertenecientes a los siglos XVI y XVII (Manieristas).

INTRODUCCIÓN HISTÓRICA DEL GRAN RETABLO MAYOR 

Retablo mayor de la Iglesia Mayor de Entrena

El retablo mayor de la Iglesia Mayor de Entrena se realiza por José de San Juan y Martín, Juan de Peralta y Juan Zapater Martínez, según traza del primero, entre 1702 y 1709, en los finales del arte barroco. 

Para le descripción de este retablo tomamos como base las condiciones particulares a que ha de ajustarse la construcción del retablo, dadas el 26 de Julio de 1702 por el artista José San Juan y Martín, descritas en el Libro de Fábrica en los folios 18 al 28. 

Según las condiciones particulares, las partes de este retablo son: Sotabanco, Media caña, Pedestal, Cornisa, Banquillo, Arco toral, Tarjeta del remate y Sagrario. 

Antes de pasar a describir cada una de estas partes diremos que le primera condición, que habla de la madera, dice: 

“Primeramente, es condición que dicho retablo ha de ser todo él ejecutado en madera de nogal, procurando que dicha madera esté seca, la que fuere por tableros y molduras, por el riesgo que se sigue de no estar así en las juntas de los ingletes y de los dichos tableros”. 

DIFERENTES PARTES DEL RETABLO:

SOTABANCO

El Sotabanco, verdadero cimiento del conjunto del retablo, está realizado en piedra “de la más fina “, que en su momento fue traída desde Lardero. 

Lo más destacado del mismo son los dos leones rampantes situados en los extremos. 

Al final de la condición número 23 se dice: “En los macizos de las cuatro columnas, para planta de dicho sotabanco, se han de hacer cuatro leones, uno en cada macizo, denotando sustentar sobre sí el peso de la fábrica”. Sin embargo, de estos cuatro leones mencionados, sólo encontramos dos. 

Respecto a esta ausencia, nos caben dos hipótesis: o que no fueron puestos desde el principio de la construcción, o que tal vez se encontraban a ambos lados del Sagrario, hoy recubiertos con cemento, posiblemente para reforzar la estructura. 

Son figuras que no responden a un canon realista, destacando el relieve que se da a los músculos y la melena, realizada a Trépano, y que se extiende desde el inicio de la cabeza hasta el tórax. Son figuras sedentes y policromas en lo que respecta a la boca.

MEDIA CAÑA

En las condiciones de Fábrica, se estipula:” Se ha de realizar la Media Caña haciendo en ella su cornisa y zócalo, y el neto se ha de vestir y adornar de flores, frutas y talles, y entre dichos adornos se han de enlazar unos chicotes (es decir, ángeles) que vayan buscando tales adornos “. 

A lo largo de toda la Media Caña hallamos, tal y como queda dicho en las condiciones, innumerables tallas, motivos vegetales, frutas, etc., realizadas con una talla destacadamente profunda, dispuestas con gran aparatosidad, recargo y abundancia, tal y como es característico del Barroco, que llega a fatigar la vista del espectador. Todos estos elementos se hallan cubiertos por una capa monocroma dorada (Pan de Oro). También, entrelazados entre los numerosos adornos, hallamos los ya mencionados ángeles en actitud de recolecta.

Son figuras infantiles, de marcada obesidad, desproporción y, contrariamente a la idea, con sexo masculino. Son los llamados “Serafines”. Adoptan multitud de posiciones, generalmente un tanto retorcidas, y se hallan policromas.

Esta especie de ángeles se halla extendida con gran profusión por todo el conjunto del retablo. 

A lo largo de toda la Media Caña hallamos, tal y como queda dicho en las condiciones, innumerables tallas, motivos vegetales, frutas, etc., realizadas con una talla destacadamente profunda, dispuestas con gran aparatosidad, recargo y abundancia, tal y como es característico del Barroco, que llega a fatigar la vista del espectador. Todos estos elementos se hallan cubiertos por una capa monocroma dorada (Pan de Oro). También, entrelazados entre los numerosos adornos, hallamos los ya mencionados ángeles en actitud de recolecta. 

Son figuras infantiles, de marcada obesidad, desproporción y, contrariamente a la idea, con sexo masculino. Son los llamados “Serafines”. Adoptan multitud de posiciones, generalmente un tanto retorcidas, y se hallan policromas. 

Esta especie de ángeles se halla extendida con gran profusión por todo el conjunto del retablo.

PEDESTAL 

El libro de Fábrica, en lo referente al pedestal, dice:”Se ha de hacer un pedestal con sus muros y resaltes, echándole la sotabasa arquitrabada, y así mismo el zócalo, y en el neto de dicho pedestal, en los cuatro macizos a donde han de cargar las columnas se han de hacer cuatro repisas vestidas y adornadas de la forma dicha de la Media Caña, y en medio de dichas repisas y entre las flores se han de hacer un chicote en la forma al parecer de estar sustentando sobre sí el adorno y ornato de dicha fábrica. 

Se hará un tambanillo en el cual se colocará una tarjeta con la mayor hermosura que se pueda, haciéndole para el nacimiento de dicha tarjeta un serafín. Desde dicha tarjeta bajará un colgante de flores y frutos, dejando espacio para colocar una historia de la devoción de los patrones que los señores gustaren”. 

Es otro alto relieve policromo, de figuras expresivas del mismo modo que la anterior escena. Es decir, de cuerpo, más no de rostro. 

Destaca la aparición, junto con el fondo arquitectónico tallado en medio relieve, de otro fondo paisajístico, pintado sobre la superficie de la madera.


El policromado en ambos casos corresponde a las características detallistas.

En estos “lugares” mencionados en el libro de Fábrica, se colocan respectivamente y uno frente al otro los juicios de los patrones San Blas y San Cristóbal, a ambos lados del pedestal.

a)  Juicio de San Cristóbal

En esta escena se representa el juicio de San Cristóbal, tal y como el propio enunciado indica. 

Composición: se halla formado por cinco figuras, dispuestas de forma que San Cristóbal, situado en el centro, sea quien acapare toda, o la mayor parte, la atención del espectador. De izquierda a derecha tenemos: el verdugo, que porta sobre el hombro el arma ejecutoria; un soldado; la imagen del santo al que sostiene otro soldado; y, colocado sobre un pedestal, el rey juez.
 Es un alto relieve, realizado sobre madera, con toda seguridad de nogal, y que se encuentra policromado. 

Las figuras carecen de rigidez. Tienen movimiento y una expresividad, no en los rostros, que apenas nos comunican nada, sino en los propios gestos de brazos, piernas, caderas, etc., que nos indican el papel de cada uno dentro de la escena. 

Para tratar de inspirar una cierta sensación de espacio, las figuras se hallan colocadas sobre un fondo arquitectónico, igualmente tallado, si bien en medio relieve, de un cierto estilo clásico (romano). 

La escena está enmarcada por dos serafines, cuyo gesto parece presentar al espectador la escena que se desarrolla. 

Estos serafines responden a las mismas características que aquellos  mencionados con ocasión de la Media Caña.

b) Juicio de San Blas

Aquí, como vuelve a indicar el título, queda representado el juicio de San Blas.
 La composición de la escena recuerda, en cierto modo, al Juicio de San Cristóbal, aunque con una figura menos. 

De izquierda a derecha tenemos: el rey juez, igualmente elevado en un pedestal; San Blas, en traje de obispo, y dos soldados.

CORNISA

 a) Columnas

En la condición 6 del libro de Fábrica dice: “Es condición que sobre dicho pedestal se han de poner en sus puestos y macizos, tres columnas con sus muros, pilastras y contrapilastras, y dichas columnas han de ir todas vestidas de flores, frutas y talla, y enredados en dichos adornos tres chicotes en cada una”. 

Estas columnas, seis en total, dispuestas dos en los extremos y cuatro en el entorno de la escena central, por sus características podemos decir que son de estilo corintio, con capitel a base de hojas de acanto en las cuales, por curvatura, se observan la volutas, y con una basa compuesta por pedestal, toro y escocia, pero el estilo se ve claramente deformado por la decoración cargada del fuste, característica del Barroco (s. XVIII). 

Están cubiertas, al igual que todo el retablo, de une capa dorada (Pan de Oro). 

En la condición 6 del libro de Fábrica dice: “Es condición que sobre dicho pedestal se han de poner en sus puestos y macizos, tres columnas con sus muros, pilastras y contrapilastras, y dichas columnas han de ir todas vestidas de flores, frutas y talla, y enredados en dichos adornos tres chicotes en cada una”. 

Estas columnas, seis en total, dispuestas dos en los extremos y cuatro en el entorno de la escena central, por sus características podemos decir que son de estilo corintio, con capitel a base de hojas de acanto en las cuales, por curvatura, se observan la volutas, y con una basa compuesta por pedestal, toro y escocia, pero el estilo se ve claramente deformado por la decoración cargada del fuste, característica del Barroco (s. XVIII). 

Están cubiertas, al igual que todo el retablo, de une capa dorada (Pan de Oro).

b) Escena Central

Representa a San Martín, cabalgando sobre un caballo, al tiempo que parte su capa en dos partes, dando una de ellas a un mendigo. 

En la condición 24 se dice: “Advertencia de la caja principal: Se advierte que la caja principal a donde ha de ir el patrón San Martín, ha de ser de la forma de la de los entrecolumnos, no dándole más de cuatro onzas de fondo, y dicha estatua de San Martín ha de ser de todo relieve, sin que vaya acabada por la parte de atrás, y su forma a de ser puesta en un caballo, partiendo la capa con el pobre, y que ocupe con todo arte el puesto”. 

La composición es sencilla: San Martín, sobre el cabello, ocupa el centro de la escena, y a su izquierda se halla el mendigo, en el extremo de le misma.
 Es un alto relieve, casi una representación exenta. Las figuras presentan movimiento, aumentado por la posición del caballo y los pliegas de los ropajes, que parecen impulsados por un fuerte viento. 

Son figuras no muy proporcionadas tómese por ejemplo a San Martín y el caballo. 

Las figuras se disponen sobre un fondo paisajístico, tallado y pintado, con el cual se consigue una cierta sensación de realidad y espacio, si bien se da de nuevo una desproporción entre el mismo y los personajes. 

La totalidad de la escena se halla enmarcada por un arco de medio punto de cierta tendencia escarzana, decorado con molduras y cubierto por una capa dorada. 

Se halla policromada con gran detallismo.

c) Corona de la Tarjeta Principal

Se localiza entre la cornisa y el banquillo. 

De la Tarjeta Principal dice el Libro de Fábrica: “En los medios de dicha Tarjeta se harán seis ángeles: cuatro de ellos enlazados en los adornos, y los dos restantes abrazados a una corona, la cual dará fin a dicha tarjeta, y en el medio de ella quedará el espacio proporcionado para coronar la estatua principal, que será del señor San Martín”. 

Está hecha en talla muy profunda y profusamente decorada a base de los característicos motivos vegetales.

d) San Cristóbal

Representa la figura del santo, en traje de pastor, si bien es un manto lujoso. 

Es una figura robusta, en la cual el estudio anatómico se encarga de destacar toda la musculatura, si bien a nuestro parecer, hay una cierta desproporción entre la cabeza el resto del cuerpo, y las rodillas no son más que dos triángulos. 

Los ropajes adoptan pliegues naturales, que llegan a retorcerse en un cierto deseo de recargo decorativo. 

Destaca el profundo cabello del Santo. 

Es una figura policroma, con detallismo en los ropajes.

e) San Blas

Representa la figura del santo ataviado con traje y ornatos de obispos. 

La figura, bien proporcionada en comparación con la anterior, tampoco es rígida, marcando el movimiento a través de la inclinación de la cabeza, el gesto con los brazos, y el adelantamiento de la pierna izquierda. 

El rostro no muestra ninguna expresión destacada. Los ropajes adoptan pliegues naturales y realistas. La figura también esta policromada, con igual detallismo en los ropajes. 

Tanto el uno como el otro se hallan enmarcados por un arco de medio punto, decorado con motivos vegetales y cubiertos por una capa dorada. Coronando tales arcos se encuentran dos aparatosos conjuntos vegetales que los unen con el banquillo.

f) Cornisa

La condición 7ª establece:”Sobre dichas columnas, muros y pilastras se ha de hacer y poner una cornisa arquitrabada, echándole en los puestos que fuere necesario sus modillones, y en cada uno de dichos modillones un chicote abrazado a los adornos”. 

La cornisa corona todo este segundo gran cuerpo del retablo en una gradación hacia la escena central (San Martín), alternándose en su superficie numerosos modillones decorados con motivos vegetales y con ángeles, tal y como queda dicho en la condición 7ª, y que sostienen el banquillo.

BANQUILLO

En la condición 8ª queda dicho: ”Sobre dicha cornisa se ha de hacer y poner un banquillo conforme demuestra el borrador del cascarón, haciendo en él sus molduras, resaltes y nudos que pide el arte, y en los macizos de dicho banquillo se he de hacer en cada uno de ellos dos tarjetas con sus tambanillos, que vayan retozando con la moldura que corona dicho banquillo, y en los entremacizos se ha de hacer otra tarjeta, con su tambanillo, echando en el medio de dicha tarjeta un serafín para su mayor hermosura”. 

El Banquillo comprende las representaciones escultóricas de seis santos, cuatro sedentes y dos de pie. Estos son: Los apóstoles San Pedro, con las llaves del paraíso, y San Pablo, con una espada, que están de pie; y, ya sedentes, los cuatro evangelistas, San Mateo, San Lucas, San Marcos y San Juan, cada uno en actitud de escribir un libro (Evangelio), y con su símbolo tradicional a un lado de los mismos (respectivamente Ángel, León, Toro y Águila).

Estas figuras pertenecen todas a la misma época, aproximadamente, es decir, siglo XVIII (1ª y 2ª mitad). 

Artísticamente las características son generales a todos ellos, diferenciándose en le proporción las figuras de pie, esbeltas y proporcionadas, y las figuras sedentes, mucho más contrahechas y achaparradas. 

También están realizadas en madera de nogal, sus expresiones son de ausencia, de espiritualidad, mirando hacia lo alto, como si estuvieran hablando con Dios. Los ropajes son naturales, y constan de movimiento, al modo de un viento que hiciera presión sobre los mismos. Son tallas policromadas, con gran detallismo en los estampados, y en donde predominan los rojos, azules celestiales y el negro. 

Hay que destacar que las figuras de pie están enmarcadas por arcos elípticos, que, al igual que los arcos de punto mencionados con anterioridad, se hallan decorados a base de motivos  vegetales, y cubiertos por una capa dorada.

En el libro de Fábrica, condición 11ª, se habla de que: “La Tarjeta del remate se ha de hacer una tarjeta revestida toda ella de flores y frutas, tallas de ángeles y serafines, y en medio de dicha tarjeta se hará y se sentará un trono de serafines, nubes y ángeles, en el cual dicho trono se hará y asentará una estatua de nuestra señora de la Asunción.”. Y en la última condición, la 26ª, se hace una advertencia sobre la caja de la Asunción diciendo: ”Y se advierte que en la caja de la Asunción se ha de hacer muy capaz para que pueda tener la imagen de la Asunción siete pies a lo menos y con esto quedara con toda perfección”. 

La figura de la Virgen responde e las características que, de les otras figuras, hemos dado, a excepción del exagerado pliegue de los ropajes, que inspira un gran viento y fuerza, de tipo divino, detallismo, naturalismo, y sobrecarga ornamental.

La figura de la Virgen responde e las características que, de les otras figuras, hemos dado, a excepción del exagerado pliegue de los ropajes, que inspira un gran viento y fuerza, de tipo divino, detallismo, naturalismo, y sobrecarga ornamental. 

En último lugar, y por encima de la Asunción, se encuentra la representación de la Santísima Trinidad. 

Condición 22: “Es condición que aunque no se advierte al principio, haya de llevar la tarjeta que remate toda la obra, que viene a caer sobre la cabeza de María Santísima, el Padre Eterno, y colocar el Espíritu Santo en el espacio que demuestra estar blanco, dejando este en dicha tarjeta con proporción para que debajo se pueda gozar con la vista”. 

ARCO TORAL

Condición 9ª: “Sobre dicho banquillo, en el macizo primero que arrima a la pared de los colaterales se ha de hacer y plantar un arco, que con su monte acorone hasta la crucería, y dicho arco ha de ir adornado de tarjetas, serafines y fruteros”. 

Destaca el tambanillo del arco toral, que remata finalmente el retablo mayor, y que es de gran grosor, dividido en casillas, y decorado tal y como se especifica en la condición 9ª, cubierto todo por la típica capa dorada. 

RELICARIO: SAGRARIO

La condición 14ª habla de la construcción del sagrario en estos términos:”Es condición que en la caja que forma el pedestal se ha de hacer y poner un tabernáculo. En cuanto a sus adornos, dando principio por el pedestal, este ha de ir adornado de doce repisas en los macizos de las columnas, y en el medio se hará una tarjeta de flores, frutas y tallas, y entre los mismos adornos dos ángeles, denotando estar abrazados. Y en la puerta del sagrario se han de hacer de medio relieve un pelicano con toda hermosura y percepción”. 

Suponemos que la actual puerta del sagrario no es la original, puesto que en ella no se encuentra el citado relieve del pelicano. 

De las condiciones 15 a la 21 se habla de las distintas partes del tabernáculo del sagrario: “Columnas, pilastras, arco, cornisa, banquillo, media caña, media naranja y urna”, tal y como corresponde en la actualidad.

En el centro del mismo, en la urna citada, se halla la representación de la Virgen de la Antigua, de estilo manierista de mediados del siglo XVI.

En las figuras del niño y de la virgen cabe destacar le desproporción del cuerpo del niño, en donde se representa una musculatura de adulto, y en la virgen el contraste entre la cabeza, de rasgos naturales pero sin expresividad (incomunicación con el niño) y la robustez no femenina de su mano derecha. 

Los pliegues de los ropajes marianos son realistas y naturales, sin ese tormentismo que caracterizaba a las figuras anteriormente estudiadas. 

Son figuras policromas de gran detallismo y preciosismo (ropajes de la virgen).


RETABLOS MENORES

A ambos lados del retablo mayor se encuentran cuatro retablos menores (dos por lado), que son: 

Lado Izquierdo:

RETABLO DE LA VIRGEN DEL ROSARIO

Retablo con columnas de hojarasca, barroco de mediados del siglo XVIII. En el cuerpo están las imágenes de la Virgen del Rosario, titular del retablo, y Santa Bárbara y Santa Lucia a los lados. En el ático la imagen de San Antonio de Padua. 

RETABLO DE CRISTO CON LA CRUZ

Retablo de cuerpo hiático, con columnas salomónicas de uvas y pilastras; es barroco de finales del siglo XVII, con imágenes de Cristo con la cruz, como titular del retablo, de tamaño natural, barroco del siglo XVIII. La otra se encuentra en el ático con imagen de San Clemente, barroca de comienzos del siglo XVIII. 

Lado Derecho:

RETABLO DE SAN JUAN BAUTISTA

Retablo de cuerpo y ático, con columnas de hojarasca y canaladuras y capitel corintio. Es barroco de mediados del siglo XVIII. Con imágenes coetáneas de San Juan Bautista, como titular, San Sebastián y San Lamberto a los lados, y un lienzo de San Sebastián en el ático. 

RETABLO DE LA DOLOROSA

Retablo barroco de la segunda mitad del siglo XVII. Formado de cuerpo y ático con columnas corintias de fuste en Zigzag. En el cuerpo se encuentra la imagen de la Dolorosa, como titular del retablo, de tamaño natural, para vestir, barroca del siglo XVIII. En el ático la imagen de San José.

ESCULTURAS EXENTAS DEL CONJUNTO DEL RETABLO:

SANTA ANA

Imagen barroca de la virgen Santa Ana, de la primera mitad del siglo XVIII; proveniente del retablo de un cuerpo, rococó de la segunda mitad del siglo XVIII en la ermita de Santa Ana, en Entrena. 

La imagen nos presenta a la Santa en posición sedente, con un libro en la mano derecha, y, apoyada en su lado izquierdo, aparece la Virgen María, prima suya en la vida, y de menor proporción en lo que respecta al tamaño. 

Es una figura robusta, de gran espesor, acentuado por las vestiduras, de pliegues naturales, pero, como característica del barroco, de demasiado sobrecargo. Es evidente la desproporción entre la cabeza de la santa y el resto su cuerpo, así como entre este y la figura de María. 

El estudio de las partes del cuerpo visibles, cabeza y manos, nos muestra una técnica realista en cuanto a la cara, y así como las manos, que si son comparadas con aquellas de la Virgen de la Antigua, demuestran una mayor perfección en el tratamiento. 

La expresividad de la Santa es prácticamente nula. Se nos la quiere presentar como en éxtasis, es decir, como en estado de comunicación con Dios. Esto mismo se aplica a la expresión de la virgen. 

Realizada en madera de nogal, es una talla policroma, en la que se blanquean los bordes de los pliegues para dar sensación de gastado, utilizando ocre, azul, blanco, etc. Es de destacar el preciosismo pictórico en el manto de la Virgen.

LA INMACULADA

Imagen de la Inmaculada, perteneciente al estilo barroco del siglo XVII, y considerada como de gran valor artístico por la belleza de sus formas. 

La imagen de la virgen se nos presenta en actitud orante, con la mirada dirigida hacia los cielos, y apoyada, en posición vertical (de pie) sobre un pedestal decorado con tres chicotes. 

Sigue las mismas características que les anteriores esculturas explicadas: abundantes pliegues en los ropajes, movimiento inspirado por el manto, impulsado por un invisible viento, y por el adelantamiento de la pierna izquierda (al igual que sucedía con la figura de San Blas), expresividad resignada, etc.

CRUCIFIJOS

En la iglesia de Entrena se hallan numerosos crucifijos, de distintos tamaños y épocas. 

- Crucifijo manierista. Sobre la pila del agua bendita se encuentra este crucifijo manierista de mediados del siglo XVI. 

El cuerpo de Cristo crucificado esta desproporcionado en relación al gran tamaño de los brazos y el resto del cuerpo extremadamente delgado. Es de destacar la representación de los músculos del estomago y piernas, si bien son un tanto primitivos. Destaca asimismo la gran expresividad, el sufrimiento que se nos muestra en el rostro. Talla en madera policroma. 

- Crucifijo manierista. Sito en una de les paredes de la sacristía encontramos otro crucifijo de estilo manierista, al igual que el anterior de mediados del siglo XVI. 

Es una figura más perfecta que la anterior, guardando una mayor proporción entre las diferentes partes del cuerpo, y por tanto, un mayor realismo a excepción de las piernas. 

Destaca el estudio anatómico del cuerpo: músculos insinuados, representación de las venas en los brazos, expresividad del rostro (cuyo tamaño es un tanto superior en relación al cuerpo). 

Es una talle en madera policroma, en la que se ha tratado de acentuar le sensación de dolor a través de la abundante sangre. 

- Crucifijos menores. Estos crucifijos, que denominamos menores, al igual que los anteriores, pertenecen e mediados del siglo XVI, y estaban destinados a las procesiones. Aún hoy están en uso. 

Son figuras, si bien pequeñas, muy expresivas, destacando uno por su mayor perfección y estudio anatómico sobre el otro más imperfecto. 

Comparando los dos primeros con estos dos últimos, se diferencian en la posición de la cabeza. Los dos primeros, por tener que estar colgados en los muros de la iglesia, dirigen su mirada, cargada de dolor, hacia abajo, hacia el fiel; los dos últimos con su función procesional, dirigen sus miradas a lo alto, como hablando con Dios.

PINTURA

Destacan los marcos de todas las pinturas, fabricados en gruesos troncos de madera de nogal seco, tallados con profundidad representando elementos vegetales y frutas, que son recubiertos por una capa de pan de oro, al igual que todo el conjunto del retablo.

CRUCIFIJO

Lienzo del barroco del siglo XVII, que representa la crucifixión de Cristo.

Es de nuevo una pintura plana, en la que el espacio tan solo esta sugerido por las montañas y el horizonte del atardecer. El cuerpo esta tratado con un mayor realismo, mayor flexibilidad (cabeza, piernas, curvatura general del tronco), y en el que se ha tratado de realizar un estudio anatómico aproximado (tórax, brazos, piernas). 

Predominan los colores oscuros y apagados, contrastando el fondo negro con el rojo (que acentúa la pasión), así como el fondo con el calzón blanco del crucificado. 

Simbolismo fúnebre con la introducción de la calavera a los pies de le cruz. 

También aparecen otros lienzos como el de San Andrés, San Pablo y San Francisco de Asís, de la misma época que los que han sido estudiados, barroco del siglo XVII, y que responden a las mismas características de bidimensionalidad, ausencia de un fondo convincente y tonos apagados.

SAN FRANCISCO CON LOS LEPROSOS

Este lienzo se ha llamado siempre PORCIUNCULA. Perteneciente al barroco de finales del siglo XVII. 

Como el propio título indica, representa a San Francisco en medio de los leprosos. 

Este cuadro, en nuestra opinión, bien pudiera ser dividido en dos partes.
 Parte superior: representa el paraíso, y el ascenso a los cielos de aquellos leprosos que acaban de morir. En esta parte se da una cierta perspectiva, cuyo punto de fuga se halla en las dos representaciones de Dios, una encima de la otra, como rey sentado en un trono, y como Dios celestial. 

Las figuras van aumentando de tamaño a medida que se acercar al punto de mira del espectador, Las figuras están mal tratadas, con evidentes casos de desproporción, falta de detalles, etc. Son figuras de gran movilidad y expresividad (ángeles, cortesanos, etc.). Al representar el paraíso predominan los colores vivos y alegres: amarillos, rojos, azules cielo, verdes, etc. 

Parte inferior: en la que se representa a San Francisco con los leprosos. En esta parte el espacio se consigue e través de la superposición de figuras. 

Son figuras desproporcionadas, de aspecto paupérrimo y desesperanzador, entre las que destaca la figura del santo, tratada con una mayor proporción y realismo, resaltado por el pliegue del hábito monacal. 

Son figuras de gran expresividad, mostrándonos el gran dolor que por su enfermedad sienten, contrastada con la tranquilidad y serenidad que despide el Santo. 

Predominan, como es natural, el color carne, por así llamarlo, sobre un fondo rojo, pero de tonos apagados y oscuros.

LA VIRGEN DE LA CARIDAD

Lienzo perteneciente al estilo barroco del siglo XVII. Representa a la Virgen de la Caridad, ataviada con un hábito de monja en actitud orante. 

Es un lienzo en el que predomina la simetría (candelabros, cortinas, mesa, manos, pliegues de los ropajes, aureola). A sus pies aparecen los tres clavos de la crucifixión de Cristo. Es una pintura bidimensional, completamente plana, en la que la sensación de espacio está muy mal lograda a través de las cortinas. El fondo es monocolor y oscuro, lo que no ayuda a la obtención del espacio. 

La figura es rígida, rigidez que se rompe con la inclinación de la cabeza. 

Predominan los colores oscuros y apagados, contrastados con el blanco del hábito y el mantel de la mesa. Se da un cierto preciosismo en la bordadura superior de los cortinajes.

CHOZOS O GUARDAVIÑAS

Contacto


Deprecated: htmlspecialchars(): Passing null to parameter #1 ($string) of type string is deprecated in /srv/vhost/aytoentrena.larioja.org/home/html/modules/mod_search/mod_search.php on line 44